A partir de esto, aparecen en mí nuevas imágenes, nuevas producciones de sentidos que, sin lugar a duda, tienen que ver y están ligados a este tiempo de pandemia en nuestra historia; tener que permanecer en nuestras casas, en nuestros refugios... “en nuestros nidos”.
Los materiales fueron los que había y hay en ese espacio, orgánicos y otros: ramas, hojas, palitos, tierra, restos de macetas, tejido de alambre viejo, y un elástico oxidado de una antigua cama. Todos estos elementos estaban dispuestos, esperando ser transformados y resignificados, en un nuevo espacio de taller. Otras materialidades, otras producciones.
Construir estos nidos, habitarlos y sentirlos, fue lo que me permitió, en este tiempo, suavizar la tristeza…tranquilizar el alma.